El libro establece y perfila la oposición entre las categorías, tan generales como precisas, de “actuación” y “escritura”. Esta dicotomía permite definir estrictamente el teatro como espectáculo y resulta ser la clave para distinguirlo con toda claridad del espectáculo más cercano y más extraño a él, el cine. Si el teatro es la esencial actuación, el cine se devela como la escritura espectacular por excelencia.